17.5.10

ESTRENO de AMAR





Actúan:

Edgardo Castro
Lorena Vega
Natalia López
Toni Ruiz
Federico Liss
Paula Manzone


Iluminación: Matías Sendón y Alejandro Catalán
Musicalización, diseño sonoro y operación: Bruno Luciani
Asesoramiento sonoro y musical (efecto mar):Sergio Catalán
Vestuario: Ana Press
Realización Escenográfica: Mariano Sivack

Asistente de producción: Jorge Eiro
Asistente Artística: Felicitas Kamien
Fotos: María Sábato
Diseño: Verónica Rositto Gritti
Prensa: Claudia Mac Auliffe

Asistente de Dirección: Rita Gonzales

Dirección: ALEJANDRO CATALAN

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LA OBRA


En el espacio escénico hay dos sillas, una rama de árbol, unos trípodes de micrófono y unas linternas. Entran seis actores, tres hombres y tres mujeres vestidos como para salir de copas. A partir de esto, poco puede imaginarse de lo que allí sucederá. Pero bastará que la luz se apague y que unos actores comiencen a actuar, iluminados por otros actores, para que el proceso de sus seres nos introduzca, capture y lleve por el derrotero de esta noche intensa y descarriada.

AMAR es una propuesta de actuación cruda y real a un punto que todos los procedimientos espaciales, lumínicos y sonoros pueden estar ejecutados de manera desembozadamente manual y visible sin que esto atente contra la ficción de la escena. Es más, la capacidad ficcional de la actuación se mostrará cualitativamente redoblada al ejercerse en el contexto de la explicitación del juego.
Podemos dimensionar hasta que punto se ha llevado este juego escénico, cuando vemos que los personajes despliegan el proceso de esa noche deambulando por un bosque, una pista de baile y un mar que nos sorprenden haciéndose sencillamente posibles.

AMAR es una obra de teatro que en términos de su dinámica de relato sería más ajustado asociarla con una película. El recurso de iluminación, que se resuelve de manera autónoma y manual, permite una edición de sus secuencias y cambios de espacio mágica e instantánea. La luz, como el encuadre, se puede cerrar en el primer plano de un rostro, abrirse a la agitación desenfrenada de varios cuerpos, seguir el desplazamiento de unas piernas, registrar la visión subjetiva de una mirada. Las linternas, como la cámara de una película de Cassavetes, capturan el acontecer afectivo con el que los actores van modificando la subjetividad del ser que actúan, y produciendo la acumulación dramática del relato. El público, como testigo, presencia como se desarrolla en tiempo real el devenir afectivo de esos seres. Es por esto que el trabajo actoral es decisivo y fundamental: la expectativa del acontecer narrativo procedente del juego de su imagen es acentuado lumínicamente, y es, a la vez, la materia prima de la dinámica narrativa.

AMAR es un malabarismo actoral y una obra. Es el truco de unos magos que revelan que actuar no oculta nada.



BUSQUEDA

En esta obra continúo profundizando la problemática en torno a la que constituí mis proyectos anteriores: El imaginario actoral. Esta profundización implica dos aspectos; uno es el desalojo de referencias totalizadoras, centralizantes o pre-estructurantes que identifico en la práctica escénica habitual y descubro escondida en mis trabajos anteriores. El otro aspecto fue, consecuentemente, el compromiso con una mayor apertura e indeterminación en el proceso de búsqueda a realizar con los actores. De hecho, el trabajo manifiesta diferencias impensables desde mis condiciones de partida anteriores. Los espacios son múltiples, las dinámicas son extremadamente variadas y el tono de actuación es diferente y específico. Es más, se abrieron más posibilidades que las que se buscaban de partida. Esto lo noto en varias cuestiones. Una muy importante es el modo en que el tejido expresivo está componiendo la visualidad y la sonoridad de la actuación. Hay momentos en la obra en los que la simultaneidad de las conversaciones y la música del ámbito hacen que lo “inentendible” de lo dialogado permita buscar y encontrar en el proceso de las afectaciones visuales de los actores el proceso narrativo de la obra. En la obra, las palabras pueden crecer o decrecer en inteligibilidad ya que logramos que en la visualidad se generen los acontecimientos que van llevando la percepción del público.
El lenguaje escénico al que arribamos es claramente para nosotros el efecto de una larga etapa de dispersión y ensayo de posibilidades y otra etapa también de composición de materiales heterogéneos, cuya configuración, creemos, ha superado el eclecticismo de partida para arribar a la composición de una textura de conjunto.
En esta búsqueda han quedado comprometidos todos los llamados rubros escénicos (Escenografía, Iluminación, etc.), ya que mi intención era que la obra se constituyera con un juego que autogenere, como operatoria interna, sus necesidades de luz, sonido y espacios.
Como dijimos, este juego tiene como condición de posibilidad principal, el encuentro de una dinámica expresiva de los actores en las que su actuación produce un realismo infrecuente en un contexto escénico en el que se ve declaradamente el dispositivo que usan para actuar.
El carácter de “infrecuente” lo da ciertas condiciones practicas de creación:
Los actores han creado “seres” desde dinámicas expresivas propias, es decir: no hay personajes previos, hay alteridades ficciónales de los actores.
En la obra las palabras surgen y se pautan junto a todo un conjunto de acontecimientos que excede lo verbal reubicándolo como una hebra más del tejido ficcional e impidiendo que se disocie como texto.
El dispositivo escénico (con sus actores/iluminadores, sus ramas como recorte de bosque, su mar como efecto sonoro radial de arroz en botellas, y su pista de baile como simple estroboscópica sobre el rostro), impulsa a la actuación a introducir estos recursos en su juego sumando los condicionamientos dinámicos que el hacerlos realidad le generan al despliegue expresivo de los actores.

En AMAR queremos mostrar a la actuación como un juego mágico y radical. Mágico porque a ojos vista está el truco y lo que hace aparecer; radical porque lo que hace aparecer busca estar tan allí como los que lo presencian.